Y así se van cayendo como el
aguacero las hojas disecadas en el tiempo, como constantes recuerdos dispersos
en la neblina, sin concebir lo que se
perdió por algún fallo, pero aun a pesar
del temporal con la frente en alto buscando su libertad, la caza de lo
memorable que en algún lugar del
horizonte encontrará, se irá fluyendo como un golpe de suerte disperso en su
alma, y entonces al llegar a ese estaxis ya no habrá pena y volverá a ser de
nuevo.
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