El tiempo en mi.

Siento la vinculación de los días en mi, como si todos ellos me pertenecieran enteramente, yo sé que no es así, el tiempo es el dueño de los días y al mismo tiempo el tiempo se adueña de mi, estoy en el centro de un multi universo; ¿Dónde estas allá afuera? ¿En dónde esta mi otro yo o mis múltiples de yo? Mi respuesta es de incertidumbre, nunca sabré lo sé. Mi mirada se fija sobre la ventana superior del iris de mi ojo, después como una visión aparece la niña asomándose por la ventana; su rostro es delirio y sus movimientos torpes ocasionan en mi un profundo éxtasis de sueño.

Don imaginario.

Podría escribir lo que quisiera pero siempre me veo obligada a esperar. Sí, en mi cabeza aquella pequeña casita de la que el imaginario sale en contadas ocasiones a tomar el sol; las veces que lo hace el señor imaginario entra en un trance de locura sosegada, es decir que se convierte en un paso brillante que ni él mismo se lo cree, sin embargo son tantas las maravillosas incoherencias que pasan a diario por enfrente de su acera y que no logra retenerlas a muchas de ellas, ya que éstas marchan a paso veloz y no queda tiempo ni siquiera para saludarlas. De cualquier manera don imaginario es tan ingenioso que de vez en cuando logra retener aquello que tan difícil parecía y justo ahora lo está poniendo en práctica, lo sé porque me lo acaba de contar.

Por. Sofía Haro.